Meghan Markle y el príncipe Harry sorprendían al mundo hace unos meses por su desvinculación de la Casa Real británica. Y, aunque en un primer momento la pareja decía querer marcharse a Canadá, finalmente el matrimonio ha sorprendido con la adquisición de una mansión en Los Ángeles, California.
El nuevo domicilio de los Sussex cuenta con todo tipo de lujos pero también con un lúgubre pasado. Al parecer, según informa The Sun, la casa pertenecía al millomario Sergey Grishin y Anna Fedoseeva, que ha denunciado a su exmarido junto a su socia comercial, Jennifer Sulkess por varios delitos cometidos por Grishin.
Entre los delitos que Grishin presuntamente cometió estarían "violencia doméstica, asaltos, prisión, amenazas para mí y todos mis seres queridos...", asegura su exmujer, quien dice sobre el multimillonario: "Convirtió mi vida en un infierno".
Además, Fedoseeva afirma: "La única razón por la que sigo viva es mi abogada Ekaterina Dukhina, quien consiguió mi liberación y mi absolución total en Rusia". La exmujer de Grishin no duda en apoyar a Meghan Markle en su batalla por la igualdad de derechos para la mujer: "No pares. Todo abusador debe ser responsable de sus acciones".
Por su parte, los abogados de Grishin rechazan las acusaciones y aseguran que ambas mujeres están presionando usando a los Sussex para conseguir "que les pague un dinero al que no tienen derecho".
Sin embargo, los inconvenientes del domicilio no acaban ahí y es que según declara Terry Cunningham, uno de los antiguos propietarios, al Daily Mail, el nuevo domicilio de los Sussex está en un terreno inestable.
Según este, la zona sufrió un corrimiento de tierras hace unos años que dejó grandes daños en los alrededores de la casa. Por lo que les aconseja que tengan en cuenta los peligros del terreno y que fortalezcan la cimentación de la casa.
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